10 consejos para protegerse de ofertas laborales falsas

La pandemia aceleró los tiempos de la transformación digital. Sin embargo, debido a los altos índices de pérdida de empleo y a la situación de necesidad extrema, también se convirtió en un caldo de cultivo para las ofertas laborales fraudulentas. Un estudio de Better Business Bureau, una organización sin fines de lucro que se caracteriza por defender al consumidor, arrojó que 14 millones de personas en el mundo son anualmente víctimas de estafas laborales. En este marco, Bolivia no es la excepción. Los ciberdelincuentes usan Facebook, Linkedin, SMS, WhatsApp, Telegram así como también motores de búsqueda como Google y correos electrónicos personales para hacerse pasar por empleadores. Su objetivo: desde robar información personal de las víctimas hasta dinero de los solicitantes.  

Para estar protegidos contra las ciberestafas laborales, investigamos muchas fuentes y consultamos a varios especialistas. Producto de nuestra investigación, hemos notado que de lejos, la fuente más completa sobre esta temática en Bolivia es un excelente artículo escrito por Trabajopolis.bo. Seguramente debido al alto volumen de ofertas que se publican en su portal, ellos conocen este tema de primera mano. A continuación te presentamos las principales recomendaciones para protegerte de las ofertas laborales falsas:

  • Estar alertas a todos aquellos mensajes que circulan por las redes sociales, o que llegan a los correos electrónicos o SMS personales, con frases como “Fuiste seleccionado para un trabajo virtual”, “Eres el ganador de una oportunidad increíble”. Atención: son anzuelos para conseguir víctimas.
  • Desconfiar de las ofertas laborales con salarios muy superiores a los que comúnmente se pagan en el mercado, así como también de las que ofrecen grandes ganancias con pocas horas de trabajo. Si se proponen sueldos desproporcionados para tareas demasiado sencillas, es motivo para sospechar.
  • Las ofertas laborales falsas no son fáciles de reconocer a simple vista, ya que en general utilizan nombres de empresas reconocidas o de firmas especializadas en reclutamiento de personal. Cómo primer paso, para detectar la veracidad de la oferta, es aconsejable fijarse si en la web de la empresa está abierta la convocatoria de empleo. En el caso de que no figure, se puede llamar a la firma o contactarla por mail para preguntar si la búsqueda es real. Cuando la gestión está a cargo de una compañía intermediaria, se aconseja realizar el mismo proceso de averiguación, y además investigar su relación con la empresa final. Si aparece el nombre y apellido del reclutador, buscarlo en Google o fijarse si aparece su perfil en Linkedin. Es importante también buscar en la web si ha habido precedentes de estafas con la empresa oferente. A veces la gente que ha vivido un fraude, lo publica en internet, incluso muchas veces las mismas compañías que son plagiadas lo advierten en sus sitios web o redes sociales.
  • Saber elegir los portales de empleo. Una plataforma segura es aquella que exige un pago por la publicación de una oferta de trabajo, y generalmente lo hace a través de un banco. Un delincuente es muy poco probable que aplique este tipo de método para publicar un anuncio, ya que dejar rastros en una entidad financiera le implicaría estar expuesto y ser identificado luego de realizar la estafa. En síntesis, siempre es recomendable elegir portales pagos, que además garanticen haber verificado, con anterioridad a la publicación del anuncio, que las empresas son reales y legalmente establecidas.
  • Sospechar de las ofertas laborales que piden dinero por adelantado. Muchas personas son víctimas de este tipo de estafas. Los ejemplos son muchos y suceden tanto en redes sociales como en distintos tipos de plataformas, como por ejemplo un portal de trabajo freelance. Amparándose bajo el nombre de una empresa que ya existe en el mercado, los impostores proponen continuar la conversación fuera de la plataforma freelance (algo que nunca se debe aceptar). Una vez que esto sucede, y luego de acordar el tipo de trabajo que se va a realizar, los delincuentes suelen pedir un adelanto de dinero como garantía de que el trabajo requerido será entregado en tiempo y forma. Es importante nunca caer en esta trampa. Ninguna empresa puede requerir la realización de un pago para acceder a un empleo. Los ciberdelincuentes tienen una amplia cartera de motivos mentirosos para pedir la realización de transferencias:  trámites o gastos administrativos relacionados con el trabajo. un examen de selección o certificación, libros o cursos de capacitación. reserva del puesto de trabajo y muchos más.
  • Nunca entregar datos confidenciales como el número de cuenta bancaria, los datos de la tarjeta de crédito, los nombres de los hijos o pareja, los teléfonos de los miembros de la familia, etc. Si piden demasiada información, es motivo más que suficiente para sospechar.
  • Desconfiar de las grandes promesas como “Descubrí tu futuro en el Reino Unido”, “Trabaja mientras estudias en Francia y gana millones”, “Encuentra el empleo de tus sueños en Estados Unidos y obtén en un mes la nacionalidad americana”. Este tipo de ofertas pueden estar enmascarando una explotación laboral.
  • Sospechar si el email del reclutador no tiene el dominio de la empresa, y utiliza los típicos correos gratuitos. Una empresa reconocida debe tener un correo electrónico profesional. Además, debe contener luego de la firma, los datos corporativos, como logo, nombre, domicilio, número de teléfono, celular y cargo en la empresa.
  • Dudar de los anuncios laborales que tienen muchas faltas de ortografía, errores gramaticales y una mala redacción y puntuación. Los avisos de las empresas son redactados con profesionalismo. En ese aspecto, prestar atención.
  • Cuando algo resulta raro, hacerle caso a esa intuición que da pistas para no seguir adelante. Todo lo que es demasiado fácil es razón suficiente para no confiar. Desde una oferta que no pide experiencia previa, hasta una contratación demasiado rápida sin necesidad de una entrevista, un salario muy elevado o una promesa demasiado maravillosa para ser verdad. También prestar atención a los argumentos poco claros, vagos y sin explicaciones precisas. Por último y para tener bien en cuenta, la precaución y el sentido comunes de la seguridad.