El 5 de febrero el Congreso recibirá un texto para reformar las pensiones. Valeria Moy, economista y directora del Imco, Centro de Investigación en Política Pública no nos escondía su sorpresa. “Ni siquiera sabemos cómo se va a fondear ni de qué trabajadores se habla, porque claro, hay que ver la dinámica poblaciones del país: si son para todos los trabajadores, para los que se retiren este año o los que se retiren el año que entra. No tenemos idea”.
“Normalmente, estos cambios tienen que tener cierta gradualidad, porque le pueden meter una presión una presión importante a las finanzas públicas o al propio sistema financiero”, recuerda Valeria Moy. “Sobre cómo se va a implementar, no tenemos ni idea. [El presidente] solo ha dicho que el objetivo es tener una tasa de reemplazo del 100%”.
La tasa de reemplazo – nivel de la pensión con relación al sueldo recibido durante el periodo de actividad – varía del 40% en países como Japón y Canadá hasta superar el 90% del sueldo en naciones como Holanda y Portugal. En México, esta tasa es de 62% para un trabajador con salario promedio. En estos momentos en México, hay dos sistemas que conviven entre los cotizantes. Uno que se rige por un sistema de solidaridad por el que los trabajadores financian a través de impuestos las pensiones de los jubilados y otro sistema por el que se aporta a una cuenta individual de cada trabajador a la que tiene acceso cuando uno se retira, llamado Afores.