ESTRATEGIA. Con 11 gigantescas represas puede controlar el flujo hacia los países vecinos además de provocar serios estragos medioambientales. Con este plan el régimen chino para fortalecer su control y someter a los países asiáticos.

El próximo 1 de julio el régimen chino celebrará el centenario del Partido Comunista (PCC) con un espectáculo patriótico. El gigante asiático aprovechará esa ocasión para hacer alarde de sus logros y del desarrollo que ha alcanzado en diversos campos, como, por ejemplo, en el hidroeléctrico. Es que ese mismo día comenzará a funcionar la represa de Baihetan, ubicada en el río Jinsha, en el extremo sudoriental de la meseta tibetana.
Para la autoestima del régimen, y del Partido Comunista, no es menor que esa central hidroeléctrica sea la segunda más grande del mundo, sólo detrás de la represa de las Tres Gargantas, también china.
Esas enormes estructuras no son meros símbolos de la grandeza que busca mostrar al mundo. Tampoco su único propósito es garantizar la seguridad hídrica de China, como sostiene el PCC. El régimen de Xi Jinping utiliza sus presas como un arma para fortalecer su control e influencia sobre los países asiáticos.
El control de China sobre el mapa hídrico de Asia es casi total, luego de que en 1951 el Partido Comunista lograra la anexión de la meseta tibetana, rica en agua y punto de partida de los diez principales sistemas fluviales del continente. Con su mentalidad hegemónica y expansionista, el régimen aprovechó al máximo esa ventaja.
El Mekong es un largo río del sudeste asiático que fluye en dirección sur a través de seis países (China, Myanmar, Laos, Tailandia, Camboya y Vietnam) hasta llegar al mar de la China Meridional. En ese extenso río, Beijing construyó 11 gigantescas represas. Esto le garantiza tener la capacidad de “cerrar el grifo de agua” de esa región y, así, afectar a sus vecinos. Es decir, algunos sostienen que China, además de ejercer su hegemonía en el continente, lo que busca es someter al resto de los países haciéndolos depender de su consideración para un recurso vital. “Algunos dicen que Beijing está convirtiendo el agua en un arma. Este es un peligro real”, asegura un artículo publicado por National Review.
En 2020, los analistas del Centro Stimson publicaron un informe titulado “Nueva evidencias: cómo China cerró el grifo del río Mekong”, en el que se documentaba que de abril a noviembre de 2019 la parte china del alto Mekong recibió niveles de precipitaciones “inusualmente altos”, mientras que sus presas “bloquearon o restringieron más agua que nunca” ocasionando “sequías sin precedentes” en los países aguas abajo. En ese sentido, los niveles de agua de Laos y Camboya alcanzaron mínimos históricos, y la producción de azúcar en Tailandia fue la más baja en casi una década.