De la Reserva Forestal “El Choré”, solo queda el nombre
INVASIÓN. La Reserva Forestal “El Choré” hace 57 años albergaba árboles de gran volumen superaba al norte amazónico. Hoy quedan barbechos y actividad agrícola incipiente.
El gerente de la Cámara Forestal de Bolivia, Jorge Ávila ha expresado su preocupación sobre la situación actual en la Reserva Forestal del Choré, un área de gran importancia para la producción forestal en el país.
Ávila señaló que la reserva, creada en 1966 por decisión del gobierno estatal, abarcaba aproximadamente 1.2 millones de hectáreas destinadas exclusivamente al aprovechamiento maderero, prohibiendo categóricamente el asentamiento de terceros con fines agrícolas o ganaderos. Sin embargo, lamentablemente, esta restricción no se ha cumplido, y la zona se enfrenta a serios desafíos.
GRAN RIQUEZA FORESTAL
La Reserva Forestal del Choré albergaba árboles de gran volumen, superando a las regiones del norte en términos de riqueza forestal. No obstante, su ubicación geográfica se ha convertido en un objetivo para diversos actores, en particular los campesinos y grupos interculturales, desde los años 70. A pesar de que esta reserva cuenta con 57 años de existencia, siempre ha enfrentado la presión de estos actores, que, respaldados por el poder político, han avanzado progresivamente, expulsando a las operaciones forestales establecidas en la zona.
SOLO QUEDA EL NOMBRE
En la actualidad, no queda ninguna actividad de aprovechamiento maderero en la Reserva del Choré, y el control absoluto de la región está en manos de estos sectores, que han introducido incluso cultivos de coca en la zona. La 19 empresas que realizaban manejo y las seis Asociaciones Sociales del Lugar (ASL), fueron expulsados
La Universidad Gabriel René Moreno también se ha visto afectada, ya que su parque, conocido como el Área Elías Meneses, destinado a la investigación en ciencias forestales, está fuera de su alcance debido a la influencia de sindicatos y comunidades agrícolas. La economía agrícola en la región es tan fuerte que todas las operaciones forestales han sido expulsadas de un terreno que originalmente estaba destinado al uso forestal.
El respaldo político a esta situación se limita al nombre, ya que la realidad es que la zona ha sido transformada en un área agrícola y, posiblemente, ganadera, gracias al respaldo de los municipios de Yapacaní. La situación es alarmante, y Avila destaca la importancia de conservar esta tierra destinada inicialmente a la actividad forestal.