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Destruir los bosques en tierras  frágiles “es un acto criminal”

En conmemoración del Día Nacional del Árbol, que se celebra este 1 de octubre, Jorge Ávila, Gerente General de la Cámara Forestal de Bolivia, se pronunció sobre la preocupante realidad que enfrentan los bosques y suelos del país. Ávila lamentó que existan sectores y grupos que consideren a los árboles como un estorbo y que estén dispuestos a destruirlos para dar paso a otras actividades productivas.

«Nos encontramos en una encrucijada preocupante», señaló Ávila. «Es cierto que no nos oponemos a la conversión de suelos boscosos para su uso agropecuario, siempre y cuando se realice en áreas debidamente adaptadas y que puedan soportar la carga de actividades ganaderas o agrícolas. Sin embargo, lo inaceptable es la destrucción de árboles en suelos que no están preparados para ello», expresó.

El Gerente General enfatizó que esta práctica tiene un impacto negativo tanto en el medio ambiente como en la sociedad en su conjunto. Ávila hizo hincapié en la importancia de respetar la capacidad de uso mayor del suelo y priorizar el interés colectivo sobre el particular, lo cual consideró como un imperativo ético.

ACTO CRIMINAL

«Creemos firmemente que la deforestación en suelos no aptos para la actividad agropecuaria es un acto criminal contra nuestra propia sociedad», afirmó Ávila. «Ningún ser humano tiene el derecho de violar un derecho colectivo. Destruir un árbol o un bosque en suelos no adecuados equivale a violar nuestros derechos y los de las generaciones futuras».

El Gerente General también destacó las consecuencias negativas que ya se están experimentando como resultado de la destrucción irresponsable de los recursos naturales. Subrayó la urgencia de detener esta tendencia y promover prácticas sostenibles que protejan el patrimonio ambiental de Bolivia.

En este Día Nacional del Árbol, el llamado de Jorge Ávila es claro: es responsabilidad de todos cuidar y preservar nuestros bosques y árboles, respetando la capacidad de uso del suelo y priorizando el interés colectivo sobre el individual. La violación de estos principios no solo amenaza el medio ambiente, sino que también afecta a toda la sociedad boliviana.