El modelo extractivista de Bolivia es insostenible, según experto
ALERTA .- El economista y consultor internacional en sostenibilidad, Jack Matijasevic alerta sobre los peligros de mantener el modelo de desarrollo extractivista y su impacto en los recursos naturales y la seguridad alimentaria.
Jack Matijasevic, economista y consultor internacional especializado en sostenibilidad, lanzó una advertencia sobre el futuro de Bolivia mientras el país siga apostando por un modelo de desarrollo extractivista, seguirá la contaminación de los ríos y los incendios.
Según el experto, este enfoque está destruyendo la riqueza natural de Bolivia, con consecuencias devastadoras para el medioambiente y la seguridad alimentaria.
DESTRUCCIÓN DE BOSQUES Y CRISIS HÍDRICA
Matijasevic señaló que uno de los mayores problemas asociados al modelo extractivista es la destrucción acelerada de los bosques, que a su vez agrava la crisis del agua en todo el territorio nacional. «La destrucción del bosque va a profundizar la escasez de agua. Esto no es solo un problema regional, es una crisis que afectará a todo el país», advirtió el consultor.
La deforestación, motivada en gran parte por la expansión agrícola para cultivos como la soya, el girasol y el aceite de palma, está afectando la capacidad del país para garantizar su seguridad alimentaria.
Matijasevic criticó duramente el modelo que prioriza la exportación de estos productos, muchas veces a expensas de los recursos naturales esenciales como el agua.
UN MODELO CENTRADO EN LA EXPORTACIÓN, PERO A QUÉ COSTO
Bolivia ha centrado gran parte de su desarrollo en el sector agrícola orientado a la exportación, pero Matijasevic cuestionó la viabilidad a largo plazo de este enfoque. «Estamos destruyendo el bosque para sembrar productos como el aceite de palma y la soya, con el único objetivo de exportar. Pero, ¿qué vamos a hacer cuando nuestra población crezca y tengamos 50 millones de habitantes? ¿De dónde sacaremos los recursos?», se preguntó el economista.
Matijasevic también resaltó el impacto global de la deforestación en países como Indonesia, donde el cultivo de aceite de palma está poniendo en peligro de extinción a especies como el orangután. «El 80% de los fluidos utilizados en la industria de cosméticos y alimentos proviene del aceite de palma, y la deforestación para su cultivo ha destruido el hábitat natural de especies en peligro», indicó.
INCENDIOS FORESTALES: UNA EMERGENCIA NO CONTROLADA
El economista realizó un recuento de las superficies devastadas por incendios forestales en Bolivia en los últimos años, alertando sobre la magnitud del daño. «En 2019 se quemaron 5 millones de hectáreas, en 2020 fueron 3.8 millones, en 2021 alcanzamos los 4 millones, en 2022 quemamos 4.4 millones y en 2023 llegamos a 6 millones de hectáreas. Si sumamos todo, hemos destruido una superficie equivalente al departamento de Chuquisaca», detalló.
Este daño ambiental tiene repercusiones graves para la biodiversidad, la disponibilidad de agua y la capacidad agrícola del país. Los incendios, muchos de ellos relacionados con la expansión agrícola, son parte de una crisis que, según Matijasevic, no se ha podido controlar adecuadamente.