Otra final y otro título para el Real Madrid, esta vez una Copa del Rey, la vigésima en sus vitrinas, la primera desde 2014, también con Carlo Ancelotti en el banquillo. El equipo blanco doblegó a Osasuna (2-0), que se quedó a las puertas de la gloria por segunda vez en su historia, con un doblete de Rodrygo –MVP del partido– y un ejercicio de poderío extremo de Vinícius Júnior, protagonista principal en La Cartuja.
Con el dúo brasileño a los mandos volvió a descorchar de nuevo una generación que ha convertido en rutina el llevarse el trofeo de cada cita a la que se presenta, sea cual sea el escenario y la competición. Arrasate, consciente de la empresa a la que se enfrentaba, quería una final larga, que los suyos llegasen con opciones de pelear por el título hasta el final. Por ahí pasaba, seguramente, el único camino para que su Osasuna entrase en la historia, el sueño de abrazar el primer trofeo en la historia del club.