Un polémico video que se viralizó este fin de semana ha generado una ola de indignación en redes sociales. En las imágenes se observa a una joven chilena, identificada como Constanza Ruiz Bastén, agrediendo verbal y físicamente a Deivis Agüero, un conductor venezolano de una aplicación de transporte. El conflicto comenzó cuando el conductor le solicitó amablemente que se sentara en el asiento delantero para evitar multas debido a la fiscalización de este tipo de servicios no regulados en el país.
“¿Querés que me suba adelante para mirarme las piernas?”, acusa ella, una vez sentada al lado del conductor.
La discusión escaló rápidamente, y la joven respondió con acusaciones de acoso sexual, insultos xenófobos e incluso amenazas con un arma de fuego, aunque posteriormente admitió que esto último fue falso. Durante el trayecto, los ataques verbales se intensificaron, llegando al punto de agredir físicamente al conductor con un golpe en el rostro mientras conducía.
El incidente concluyó después de 15 minutos de tensiones, cuando la pasajera descendió del vehículo, pero no sin antes lanzar nuevas amenazas y acusar al conductor de pertenecer a un grupo criminal.
Tras la difusión del video, el propio conductor presentó una denuncia ante la PDI, señalando que temió por su vida. Por su parte, Ruiz Bastén ofreció disculpas públicas en una entrevista con El Mercurio, en la que afirmó estar arrepentida y atribuyó su comportamiento a un estado de estrés extremo por la defensa de su tesis académica. También reveló haber recibido amenazas de muerte y expresó su temor por la seguridad de su familia.
Ruiz Bastén compartió detalles de su vida personal, mencionando una infancia difícil marcada por el abandono, la drogadicción y la vida en la calle, factores que, según ella, influyen en su actitud defensiva. Además, aseguró estar dispuesta a enfrentar las consecuencias legales y pidió resolver el conflicto por los canales correspondientes.
“Nunca conocí a mi papá, nunca nadie me dio valores, yo me quedé sola, viví en la calle y me pasaron cosas. Yo vivía en el Cementerio General, viví en Los Rucos, en La Parinacota, estuve así durante un año y medio (…) Cometí errores, me metí en la drogadicción. Fui consumidora de pasta base y cocaína, pero me recuperé, salí adelante, me rehabilité”, dijo sentida.
El caso ha generado un debate público sobre la discriminación, el trato hacia los migrantes, y el impacto de las redes sociales al exponer este tipo de situaciones. Mientras tanto, ambas partes buscan poner fin al conflicto en un proceso judicial.
“La gente me empezó a reconocer el viernes, entonces no salí más de mi casa, apenas he comido (…) “Se me vino el mundo encima con todo esto”, remató arrepentida.