La subvención a carburantes llegó a su punto más crítico
CRISIS. El economista Joshua Bellott plantea medidas estructurales al déficit de carburantes para evitar un colapso energético que sería fatal para la economía nacional
La problemática de la subvención a los carburantes en Bolivia ha alcanzado un punto crítico, según advierte el economista Joshua Bellott. En una reciente declaración, Bellott señaló que este problema arrastra varios años y está estrechamente relacionado con la falta de inversión en la producción de carburos líquidos en el país.
Según Bellott, la producción de líquidos, esencial para la generación de gasolina y diésel, ha experimentado una caída significativa. En 2014, la producción alcanzaba los 63,000 barriles por día, mientras que, para abril de 2023, la cifra se redujo a 33,000 barriles diarios, la mitad de la demanda nacional de 80,000 barriles por día.
En términos de gas, la producción también ha disminuido drásticamente. En 2014, Bolivia superaba los 60 millones de metros cúbicos diarios, pero en 2023 la cifra ha bajado a menos de 40 millones de metros cúbicos diarios. Esta disminución ha tenido un impacto directo en los compromisos contractuales, como el suministro de gas a Argentina, que, a partir de 2024, se verá reducido.
CRECE EL MONTO Y LOS VOLÚMENES DE IMPORTACIÓN
El déficit en la balanza comercial energética es evidente, exacerbado por la caída en los ingresos por exportaciones de gas y la subvención masiva a los carburantes, que ascendió a 1,700,000,000 de dólares en 2022. La falta de dólares frescos ha llevado a una escasez tanto de divisas como de combustibles.
Bellott dice que un aspecto crucial es la dependencia del país en la importación de gasolina, que constituye el 40% del mercado interno. Se proyecta que para 2024, incluso el suministro de gas licuado de petróleo se verá afectado. La sostenibilidad de la situación es incierta y dependerá de la capacidad del país para obtener divisas mediante incentivos a las exportaciones.
Las medidas económicas inmediatas son urgentes para evitar un colapso, pero Bellott advierte que el escenario futuro parece desafiante. La posibilidad de levantar o reducir la subvención es un dilema, ya que esto requeriría un cambio estructural y un enfoque diferente en la política económica.