El beso al escudo de Jofre en el derbi, la vaselina burlona de Mbappé o el avión de Kane en su ‘primer’ tanto del empate en Montjuïc. La nueva normalidad en el Barça de Hansi Flick es que sus rivales tienen que esperar al VAR para poder celebrar los goles. Son 13 los tantos anulados por fuera de juego a los oponentes del conjunto blaugrana, desquiciados con su táctica, con el alemán en el banquillo.
El carrusel de goles anulados a los rivales del Barça arrancó en Vila-real. Un tanto a Yeremi Pino que abría la lata en La Cerámica. Desde entonces, tres anulados al conjunto groguet, uno al Mónaco, dos al Alavés, uno al Sevilla, uno al Bayern, dos al Real Madrid… y ahora dos al Espanyol. El VAR, y el fuera de juego semiautomático, es el mayor aliado de Hansi Flick. Ocho de los trece goles anulados habían sido concedidos en primera instancia. «También es parte del juego y hay que tenerlo en cuenta. Creo que en la segunda mitad no hemos presionado bien al jugador que disponía el balón y por eso nos han creado ocasiones», dijo el alemán tras el derbi.