Leigue señala que la democracia en el país no se defiende a golpes
REFLEXIÓN. El arzobispo de Santa Cruz, monseñor René Leigue destacó la reunión de líderes políticos convocada por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) como una oportunidad de reducir la tensión política. Lamentó que recurren a la violencia para defender a la democracia.
El arzobispo de Santa Cruz, monseñor René Leigue, destacó en su homilía dominical la reunión de líderes políticos convocada por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) como una oportunidad para reducir la tensión política en el país. Sin embargo, también señaló que existen señales de desconfianza en el cumplimiento de los acuerdos alcanzados ya que a veces surge violencia al momento de defender la democracia en el país.
La semana pasada, el TSE logró que los dirigentes de los partidos políticos, con la excepción de Evo Morales, aceptaran su propuesta y firmaran un acuerdo para suspender las elecciones primarias internas que debían elegir a los candidatos presidenciales debido a una superposición de agendas electorales.
En esa línea, Leigue considera que el encuentro representa una pequeña luz de esperanza para superar el ambiente tenso que vive Bolivia. No obstante, cuestionó las acciones de algunos sectores que dicen defender la democracia mediante la violencia.
Según el arzobispo, la democracia no se defiende con pedradas, palos, insultos ni golpes, sino mediante reuniones donde se escuchen mutuamente, como en una democracia ideal donde los políticos deciden sentarse con aquellos que piensan diferente.
“¿Se defiende la democracia apedreándose?, ¿insultándose?, ¿a golpes? ¿Será que es eso democracia?, pero algunos dicen que están defendiendo la democracia”, cuestionó.
Además, aunque Leigue ve este encuentro como un paso positivo, observa que persiste la desconfianza sobre el avance y cumplimiento del acuerdo alcanzado. Se pregunta si realmente se cumplirá lo acordado.
Finalmente, pidió a los bolivianos que, como personas de fe, sigan adelante con la oración y el compromiso de seguir difundiendo la buena noticia, sin perder la esperanza de que algún día se logrará el respeto y el amor mutuo que el Señor espera de todos los ciudadanos.