
Más de 12.000 desplazados huyeron de los bombardeos aéreos del ejército birmano durante los últimos días, aseguró una de las principales facciones rebeldes, que llamó a las minorías étnicas de Myanmar a unirse contra la represión del régimen.
“Más de 12.000 civiles huyeron, lo que provoca una importante crisis humanitaria”, señala la Unión Nacional Karen (KNU), uno de los grupos armados más grandes del país.
Respondiendo al baño de sangre de las fuerzas de seguridad contra los opositores al golpe de Estado del 1 de febrero que derrocó al gobierno civil de Aung San Suu Kyi, la KNU se apoderó la semana pasada de una base militar en el estado de Karen, en el sureste del país.
En represalia el ejército llevó a cabo ataques aéreos entre el 27 y el 30 de marzo contra los bastiones de la KNU, los primeros en dos décadas en esta región.
“Muchos civiles murieron, entre ellos menores y estudiantes. Se destruyeron escuelas, casas y pueblos”, aseguró la KNU.
“Exhortamos a todas las minorías étnicas del país (…) a llevar a cabo acciones fuertes y a adoptar sanciones” contra los responsables, manifestó.
¿GUERRA CIVIL?
Desde la independencia de Myanmar en 1948, muchas facciones étnicas armadas han estado en conflicto con el gobierno central por una mayor autonomía, el reconocimiento de su especificidad, el acceso a los muchos recursos naturales del país o una parte del lucrativo tráfico de droga.
En 2015, el ejército alcanzó un acuerdo de alto el fuego con 10 de las facciones, entre ellas la poderosa KNU.
“Esperamos que la mayoría de los miembros de la KNU respeten el cese el fuego”, declaró este sábado a la AFP el portavoz de la junta militar, ZawMin Tun, asegurando que los ataques aéreos habían durado solo un día.
Al menos 550 civiles han muerto por disparos de las fuerzas de seguridad en los últimos dos meses, según la Asociación de Ayuda a los Presos Políticos (AAPP).