PGE 2025: Más deuda y un menor crecimiento con un modelo agotado
ANALISIS. El PGE 2025 evidencia una continuidad en la política económica del Gobierno, pese a la crisis financiera que atraviesa el país. Su ejecución depende del endeudamiento, con crecimiento limitado, alta inflación y menor inversión pública.
El Presupuesto General del Estado (PGE) 2025 ha generado críticas por parte de expertos que analizan los desafíos y riesgos de las políticas fiscales proyectadas por el Gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS). Hoy les ofrecemos la visión de dos expertos.
CONTINUIDAD ECONÓMICA Y DEPENDENCIA DE DEUDA
Carlos Aranda, economista de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, advierte que el PGE 2025 no presenta cambios significativos en la política económica del Gobierno. Destaca el incremento del gasto corriente, superior al 12%, financiado principalmente con endeudamiento interno y externo.
Aranda alerta sobre la viabilidad del endeudamiento externo, estimado en $us 3.300 millones, debido a la alta calificación de riesgo país. «El Estado enfrentará costos financieros elevados o podría no acceder a estos fondos en el mercado internacional», afirmó.
En el plano interno, cuestiona la dependencia de préstamos del Banco Central al Tesoro General de la Nación, señalando que esta práctica debilita la capacidad de estabilización del tipo de cambio. El PGE proyecta un crecimiento del 3,51%, un déficit fiscal del 9,2% del PIB y una inflación anual del 7,5%, indicadores que Aranda considera insuficientes frente a los desafíos actuales. Además, lamenta que solo el 1% del presupuesto se destine a energías alternativas, reflejando la falta de diversificación económica.
UN PRESUPUESTO MÁS GRANDE EN MEDIO DE CRISIS
Desde un enfoque histórico, Fernando Romero, presidente del Colegio de Economistas de Tarija destaca que el PGE consolidado 2025 crecerá un 12% respecto al 2024, alcanzando Bs 296.565 millones, lo que lo convierte en uno de los aumentos más significativos de los últimos años. Sin embargo, señala que este incremento ocurre en un contexto de crisis económica y financiera que demanda austeridad.
Romero resalta que el PGE equivale al 95% del PIB nominal de 2023, una cifra que podría aumentar si el crecimiento proyectado para 2024, estimado en menos del 2%, se cumple. Esto refleja una economía altamente dependiente del gasto público, administrado en su mayoría por el Gobierno central.
El economista advierte que el 41% del presupuesto se financiará con deuda pública, predominando la deuda interna, que representará el 80% del endeudamiento total, estimado en $us 17.580 millones. Esto incluye los $us 3.000 millones de bonos soberanos que el Gobierno planea colocar en 2025. Por el lado de los egresos, el servicio de la deuda externa representará $us 2.536 millones, mientras que cerca del 30% del gasto corriente se destinará al pago de sueldos y salarios.
INVERSIÓN PÚBLICA: PRIORIDADES EN TENSIÓN
Ambos economistas coinciden en que la inversión pública, proyectada en $us 4.024 millones, será menor que en 2024. Para Romero, esto refleja un intento por reducir el déficit fiscal a costa del crecimiento económico, mientras que Aranda considera que priorizar el gasto corriente perpetúa un modelo económico agotado.
A pesar de sus diferentes énfasis, ambos expertos coinciden en que el PGE 2025 refleja un escenario complejo:
Carlos Aranda subraya la falta de diversificación y la dependencia de préstamos externos como puntos críticos.
“El presupuesto parece estar más enfocado en mantener políticas sociales con objetivos políticos que en garantizar la sostenibilidad económica del país”, señala Fernando Romero.
Aranda insta a realizar reformas estructurales que prioricen la inversión y diversifiquen la economía.
El PGE 2025 ahora deberá enfrentar el debate en la Asamblea Plurinacional, donde se espera un intenso análisis sobre su viabilidad y sus implicancias para el futuro del país.