La medida tomada por el gobierno de Daniel Ortega, con votación unánime en el Congreso en su primera votación, es una acción inédita en Occidente por su volumen y alcance.
El Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, envió la semana pasada a 222 líderes políticos, sacerdotes, estudiantes, activistas y otros disidentes a Estados Unidos, una liberación que la comunidad internacional reclamaba desde hacía mucho tiempo. Poco después, el gobierno de Ortega votó a favor de despojar a los expresos de su ciudadanía nicaragüense. La expulsión formaba parte de una campaña más amplia del gobierno de Ortega para aplastar la disidencia política iniciada en 2018, cuando las protestas callejeras contra el gobierno fueron reprimidas con violencia por las fuerzas de seguridad nicaragüenses.