SUCURSALES. La mayoría de las sucursales siguen cerradas

Perú sigue siendo considerado por la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) como el de mayor inseguridad alimentaria de América del Sur, según informe del año 2022. «Es una absoluta paradoja que un país que produce alimentos, con una biodiversidad enorme, no los pueda consumir debido a los altos precios.

Es una tragedia tener esa riqueza gastronómica y no poder acceder a los alimentos  que da el suelo peruano», sentencia la representante de la FAO en Perú, Mariana Escobar.

La olla común se volvió una de las caras de la pandemia ante el aumento de la pobreza a causa de las severas cuarentenas que cerraron la economía peruana dejando a miles desempleados. Solo en Lima surgieron unas 2.500 organizaciones de comedores comunales, atendiendo a un cuarto de millón de familias desde 2020.

La representante de FAO reitera la alerta que la organización lanzó ya hace un año cuando advirtió que «Perú se había convertido en el país con mayor inseguridad alimentaria de Sudamérica».  «El panorama es bien complejo, sombrío, en un país que tiene una economía en desaceleración y que crecerá poco este año. El fenómeno El Niño agrega otra razón para que la situación de Perú sea un caso preocupante en la región», señala a la AFP Escobar, de nacionalidad colombiana.

Según el reporte, de los 33 millones de habitantes en el país, 16,6 millones de peruanos están en inseguridad alimentaria moderada y grave, cifra que duplica los ocho millones en esa condición en 2019.

La pobreza pasó de 20% en 2019 a 30% en 2020, cedió a 25,9% en 2021 pero subió a 27,5% en 2022, según el Instituto Nacional de Estadística (INEI), que cifró en 9,18 millones los pobres.

La FAO mide la inseguridad alimentaria en una escala que va de leve a grave, apelando a variables como falta de ingresos para obtener comida, no acceder a tres comidas diarias, subalimentación, anemia, obesidad o sobrepeso, entre otos factores.

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Fuente JOV